En la Edad Media la música llegó a tener un gran éxito, se enseñaba en las iglesias, catedrales y monasterios. Los monjes y los religiosos crearon la música para alabar a Dios, pero fuera de los recintos anteriores surgió la música profana o no religiosa que fue usada en castillos, cortes y plazas por trovadores, troveros y juglares. Esta música animaba la vida de los nobles y plebeyos cantando al amor y relatando aventuras de caballeros. A partir del canto Gregoriano fue creándose la polifonía que es un tipo de música que inició el nacimiento de un nuevo tipo de expresión.
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